en 12 cuotas de sin interés

Envío a todo el país

Conoce los tiempos y las formas de envío.

Vendido por THEBOOKSLINK LIBRERAONLINE

+50mil Productos

+50

Ventas concretadas

Brinda buena atención

Entrega sus productos con demora

Medios de pago

Tarjetas de crédito

Visa
Mastercard

Tarjetas de débito

Visa Débito
Mastercard Débito

Características del producto

Características principales

Título del libro
Hay un hombre en mi ventana
Serie
La nave insólita
Autor
Jonathan Molina
Idioma
Español
Editorial del libro
La Tinta del Silencio
Tapa del libro
Blanda
Año de publicación
2019

Otros

Cantidad de páginas
92
Altura
18 cm
Ancho
12 cm
Peso
94 g
Género del libro
Ficción religiosa y espiritual
Subgéneros del libro
Ficción
Tipo de narración
Narrativa
ISBN
9786079862220
Lugar de publicación
Ciudad de México

Descripción

Título: Hay un hombre en mi ventana
Autor: Jonathan Molina
Editorial: La Tinta del Silencio
Colección: La nave insólita
Temática: Ficción religiosa y espiritual
Edición: 1
Año de Edición: 2019
Número de páginas: 92
Peso: 92 gramos
Ancho: 120 milímetros
Alto: 180 milímetros
Formato: Rústica
Idioma: Español
ISBN: 9786079862220


Descripción:

En su libro, Los no lugares, Espacios del anonimato; el antropólogo francés Marc Augé señala los hoteles como meros espacios de tránsito. Su existencia se concibe efímera y pocas veces memorable; carecen, lo señala, de suficiente importancia en nuestra experiencia: se construyeron para el paso rápido, para facilitar la pronta y expedita circulación y propiciar, también, el contacto fugaz y, muchas veces anónimo, con los otros. Los hoteles, en oposición a los lugares históricos y vitales que nos personalizan y aportan identidad, parecen estar de nidos, casi exclusivamente, por el pasar de los individuos. “Por el pasar, trágico, horroroso y violento de los individuos” podrían precisar, y torcer hasta casi el punto de la ruptura, las páginas de Jonathan Molina.
Hay, en el incierto y esquivo poblado de Nürt-Ürkt, un hotelito maldito y su existencia, contrario a lo que aseguraba Augé, dista de ser olvidable. Detrás de sus puertas de cristal, de su contradictoria, pero atractiva modernidad, aguardan habitaciones repletas de monstruos; y no me refiero, es fácil despertar con la etiqueta el morbo, a los que las pantallas en los últimos años han sabido definir con extrema facilidad. Los malvados inquilinos del Hotel de la Mora son extremadamente movedizos y cambian, ¡malhaya!, con cada brinco de párrafo. Si nos anticipaban una marcada distorsión de la identidad en estos no lugares, Molina, infernal e insaciable, da un paso más allá: alevoso, como estoy seguro, deben ser los que acepten abrir sus puertas y ofrecer en mitad de la noche habitaciones a completos desconocidos, juega con nosotros. Las víctimas y testigos, los curiosos que quedan atrapados en las terribles e insalvables circunstancias, no lo son tanto; y los reflejos, las sombras que aguardan al otro lado del cristal, los murmullos que se arrastran inquietos bajo nuestra cama, son apenas el irremediable principio.
Hay un hombre en mi ventana, colección de diez breves pero perturbadores relatos, cuenta a su favor con una ventaja fundamental: la empatía y atención que, como curiosos lectores, nos vemos obligados a prodigar. Queramos o no, ganen o pierdan irremediablemente nuestra confianza, son los huéspedes de este ominoso hotel los únicos que abren para nosotros este inquietante recorrido: el universo de Nürt-Ürkt resuena asombroso, mítico, y despierta la duda, irremediable, de algo ya visitado; quizá en un sueño, con más seguridad en una oscura pero borrosa pesadilla.
¿Qué hay más allá?, queremos descifrar entre líneas, entre las palabras que susurran los amantes inesperados. ¿Por qué su destino, a veces próximo, a veces imposible, nos intriga con tanta facilidad? Y su portal inmediato no ejerce tampoco una fascinación menor: con esos pasillos de mármol, con esos cinco misterio-sos teléfonos rojos, gerente y recepcionista nos hacen inclinar confundidos, alertas, la cabeza. Y así, este espacio de aparente encuentro breve rompe las reglas: los cuentos, que bien podrían leerse de manera independiente, relatan en su conjunto una suerte de historia secreta. Su presencia, como en un mapa perverso que se va desdibujando a medida que avanzamos, termina por alterar nuestras sólidas certezas. Las historias, caeremos en la cuenta demasiado tarde, juegan con nuestra percepción: nos hacen volver y atender, con una pizca de inquietud, a las pistas que, entonces, no atendimos.
Los hoteles, advierte el académico francés, nos despersonalizan y pasa la identidad del viajante al plano, llano, de lo artificial: somos la austera firma en recepción, la tarjeta que abre la puerta de nuestra habitación; o la llamada que, desesperada, solicita auxilio. Anónimas, las muertes que esconde el Hotel de la Mora se quedan, sin embargo, con nosotros: aguardando a que, descuidados, abramos las maletas y apaguemos, vulnerables, la luz…



Tenga en cuenta que nuestros libros se imprimen bajo demanda de acuerdo a estándares de calidad consensuados con el Editor.

Preguntas y respuestas

¿Qué quieres saber?

Nadie ha hecho preguntas todavía. ¡Haz la primera!