La Noche Que Cuelga De Los Tejados, De Paul Díaz T.
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Características del producto
Características principales
Título del libro | La noche que cuelga de los tejados |
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Autor | Paul Díaz T. |
Idioma | Español |
Editorial del libro | Caiman Editores |
Tapa del libro | Blanda |
Año de publicación | 2022 |
Otros
Cantidad de páginas | 166 |
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Altura | 20 cm |
Ancho | 15 cm |
Género del libro | Obra de misterio y suspense |
Tipo de narración | Narrativa |
ISBN | 9789585265080 |
Descripción
Título: La noche que cuelga de los tejados
Autor: Paul Díaz T.
Editorial: CAIMÁN EDITORES
Temática: Obra de misterio y suspense
Edición: 2
Año de Edición: 2022
Número de páginas: 166
Peso: 216 gramos
Ancho: 150 milímetros
Alto: 200 milímetros
Formato: Rústica
Idioma: Español
ISBN: 9789585265080
Descripción:
“La primera vez que la vi, ella venía caminando por la Avenida del Río. Caminaba despacio e iba dejando a su paso una estela de corazones malheridos que colapsaban bajo el peso del sonido que producían sus pasos al estrellarse contra el pavimento. Vestía botas de lluvia de color amarillo playa, un vestido azul marino y unas pecas que brillaban como estrellas negras en un cielo blanco leche. Ella era siempre el centro de las miradas, especialmente en días como aquel en que el sol se colaba a borbotones por entre las copas de los árboles y la luz le chorreaba por todas sus aristas y parecía atravesarla lentamente. Su nombre era X. Al principio, cada vez que la veía quedaba mareado y tembloroso. ?
Y: [eliminado] cm“La primera vez que la vi, ella venía caminando por la Avenida del Río. Caminaba despacio e iba dejando a su paso una estela de corazones malheridos que colapsaban bajo el peso del sonido que producia x [eliminado] cm pasos al estrellarse contra el pavimento. Vestía botas de lluvia de color amarillo playa, un vestido azul marino y unas pecas que brillaban como estrellas negras en un cielo blanco leche. Ella era siempre el centro de las miradas, especial- mente en días como aquel en que el sol se colaba a borbotones por entre las copas de los árboles y la luz le chorreaba por todas sus aristas y parecía atravesarla lentamente. Su nombre era X. Al principio, cada vez que la veía quedaba mareado y tembloroso. Cuando X me pasaba cerca ya no podía respirar, se me formaba un vacío hecho de pequeños sustos en la mitad del alma y sentía que me habían arrancado trozos de recuerdos”.
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